La exposición Xochipilli, el Señor de las Flores que se exhibe en la Sala A1 del Museo Nacional de Antropología, donde permanecerá hasta julio próximo, se busca transmitir las ideas más representativas de la cosmovisión mexica, al tiempo que se brinda una nueva propuesta de lectura de esta emblemática pieza, invitando al público a realizar una interpretación y un disfrute propios, expresó el antropólogo Diego Prieto Hernández, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Esta escultura de la deidad es expuesta a través de diversas lecturas que reúnen tanto a la poética náhuatl compilada en los Cantares mexicanos, como el estudio de la flora de la Cuenca de México. Una visión distinta apoyada en recursos como proyecciones multimedia, áreas táctiles que permiten un acercamiento único a la talla en piedra andesita, e incluso olfatear el aroma del cempasúchil, el jazmín, la magnolia y el nardo.
La escultura de Xochipilli se asienta sobre un pedestal en cuyos trazos puede desentrañarse el universo. Una monumental flor une su mitad inferior, geométrica, con la superior de líneas sinuosas y orgánicas. Así como el inframundo se contrapone y complementa con el mundo celeste en la cosmovisión mexica, la flor parece armonizar las dualidades al ser fruto de la unión entre los elementos de la tierra y los del sol. Así Xochipilli nace de un dios solar y una diosa de la tierra.
Sobre el cuerpo de la deidad mexica las flores son un alarde del ciclo vital que, como parte del cosmos mexica, nace a la vida por acción del calor del sol tras vadear la muerte en los húmedos y oscuros adentros de la tierra.
Esta obra maestra del patrimonio cultural de México data del periodo Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.) y fue encontrada en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, cerca de la localidad de Tlalmanalco, Estado de México, durante el siglo XIX. Fue donada al Museo Nacional por Alfredo Chavero y a partir de entonces forma parte del acervo arqueológico que hoy investiga, resguarda y difunde el INAH.
Respecto a la exposición, Diego Prieto comentó que esta perspectiva interdisciplinaria surgió gracias a la curaduría realizada de forma conjunta por la maestra en arte María del Pilar Cuairán Chavarría; la arqueóloga Bertina Olmedo, curadora de la Sala Mexica del MNA; y la bióloga Aurora Montúfar, especialista en arqueobotánica de los Laboratorios de Apoyo Académico, de la Coordinación Nacional de Arqueología. La intención fue mostrar la manera en que los mexicas lograron descifrar el lenguaje de la naturaleza, y mediante la escultura, la arquitectura o la escritura, comunicar el alma de las cosas supremas.
Cabe mencionar que a la curaduría de Pilar Cuairán, Bertina Olmedo, y Aurora Montúfar, se sumó la asesoría de los especialistas Alfredo López Austin, Miguel León-Portilla, Rafael Tena y Baltazar Brito Guadarrama, director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Por último, es importante destacar que la cultura mexica es para todos los mexicanos, honra del hombre y de su tiempo. Su cultura material y su cosmovisión forman parte entrañable e invaluable del patrimonio cultural de una nación pluricultural y multilingüe como es México.
Por Elsa Godoy
Información cortesía INAH
Fotografías cortesía de Héctor Montaño INAH