El Museo de Arte Carrillo Gil presenta sus nuevas adquisiciones

Una verdad universal señala que la misión de un museo no es otra que adquirir, preservar y valorar sus colecciones. Bajo este principio se dibuja la existencia de esta institución; inclusive se podría decir que un museo sin colección no es otra cosa que un conjunto de salas de exhibición sin historia.

En este sentido, el acervo primigenio del Museo de Arte Carrillo Gil (MACG) es relevante históricamente. En 1972 el doctor Alvaro Carrillo Gil donó 1, 417 obras de arte de su colección privada al Estado mexicano. Con ese grupo de obras se alza este edificio. El conjunto es coherente como crisol de un momento en la historia del arte mexicano y del país: el que va de finales del siglo XIX hasta los años sesenta del siglo pasado. Dentro de ese legado original se alzan otras breves constelaciones históricas, más fugaces en sus dimensiones y valor: el arte japonés –representado por las 250 estampas japonesas- y el arte moderno europeo de la colección de grabados, reproducciones y carteles de exposiciones.

El conjunto de 27 obras que se exhiben –algunas por vez primera en el museo- ingresan al acervo del MACG, está abierta al público desde el pasado 7 de junio y hasta finales de septiembre de 2013 en el segundo piso del Museo ubicado en Avenida Revolución #1608, colonia San Ángel.

Enrique Guzmán-Escaleras

La presencia de estas obras no solo les da carácter de patrimonio (lo que garantiza su permanencia, resguardo y posible transcendencia) sino que ellas reunidas en este montaje ofrece nuevos puntos de vista sobre el presente. Son un conjunto de piezas cuyo sentido grupal se fundamenta básicamente por su valor testimonial, como gestos que desde las artes visuales, escriben una crónica de nuestros días.

Al sumarse a las más de dos mil piezas que conforman la colección del Museo de Arte Carrillo Gil ingresan no solo por sus méritos artísticos o por la importancia de sus creadores. Las obras se incorporan como testigos de nuestro tiempo.

De tal manera que si los Ukiyo-e dan cuenta de la vida cotidiana, de los principios estéticos, de la cultura y la política del Japón del siglo XVIII y los grabados y dibujos de José Clemente Orozco muestran los estragos, el paisaje violento y la moral de los tiempos revolucionarios y post-revolucionarios de comienzos del siglo XX, por citar dos ejemplos puntuales, las obras de estos artistas mexicanos contemporáneos dan cuenta de otras formas de violencia, de otras sensibilidades y de otros paisajes: los del México del siglo XXI.

Así, la incorporación de estos artistas al universo de temas y tiempos presentes en el acervo del MACG se puede ver como la publicación de nuevos capítulos que permitirán una permanente y renovada reescritura de la historia del arte que este museo preserva y del museo en sí mismo. De esta manera el Estado mexicano ensancha y expande su patrimonio con estas obras que ingresan al acervo del Museo de Arte Carrillo Gil por vía de donaciones de artistas, adquisiciones del Instituto Nacional de Bellas Artes, INBA, así como por el procedimiento de pago en especie y por donaciones a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA).

Para más información visita: www.museodeartecarrillogil.com

Información y fotos cortesía MACG

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