Integrada por medio centenar de piezas, entre esculturas, lienzos, instrumentos musicales, platones, lámparas y un altar; la exposición Budismo en Asia. Arte y devoción permanecerá abierta al público en general de forma gratuita hasta el próximo primero de julio en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM), ubicado en la calle Moneda N° 13, en el Centro Histórico de la Ciudad de México de martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas.
La muestra incluye un apartado de instrumentos musicales empleados en los ritos y considerados vehículos de la palabra de Buda, su sonido aleja a los espíritus malignos del área consagrada al ritual y domina la energía del viento. Entre las piezas en exhibición se encuentran cuernos y tambores tibetanos, un tambor de manija de la India y un par de címbalos (platillos) de Nepal.
Mención aparte merece el altar budista, similar a los que se colocan en los lugares públicos o en las casas de aquellas naciones asiáticas, cuyas ofrendas ayudan a combatir la avaricia y el apego; y usualmente están dedicadas a budas, bodhisattva o a maestros espirituales.
Entre los elementos que no pueden faltar en estos altares se encuentran aquellos que representan la esencia del budismo: Buda, Dharma (enseñanzas) y Sangha (la comunidad), así como el cuerpo, la palabra y la mente de un ser iluminado.
Asimismo, en el altar se encuentra una escultura del Buda Sakyamuni, a su izquierda un texto sagrado o Sutra con enseñanzas, a su derecha un pequeño Stupa o relicario, en el frente habrá siete cuencos y en ambos lados, recipientes con ofrendas agradables a los cinco sentidos: agua, que simboliza la claridad de la mente; flores, que hacen referencia a la generosidad e impermanencia; cirios, que significan luz, estabilidad y claridad, y eliminan la ignorancia; perfume, que representa el esfuerzo, la perseverancia y la disciplina; comida, néctar que alimenta la mente, y música, que simboliza sabiduría y liberación.
Respecto a la muestra, el antropólogo Diego Prieto Hernández, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señaló que a través de esta exhibición “México reconoce, valora y difunde el diálogo entre los distintos pensamientos y maneras de ser en el mundo, entre las distintas religiones y no religiones.
La maestra Silvia Seligson, curadora de la exposición comentó que algunas de las piezas pertenecen a la colección del recinto sede y otras fueron prestadas por la Dirección General de Artes Visuales, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH; la directora del recinto museístico, Gloria Artís, la curadora de la exposición Silvia Seligson y el antropólogo Diego Prieto coincidieron que esta exposición brinda una vez más la atrayente oportunidad de reflexionar sobre muchos aspectos de nuestro entorno en México y en el mundo entero, construyendo espacios de diálogo entre las diferentes perspectivas y realidades que se experimentan en nuestro país y más allá de las fronteras.
El budismo es una disciplina espiritual encaminada a purificar y transformar la mente, fue concebida hacia el año 566 a.C. en el sur de Nepal, entonces territorio de la India, por Siddharta Gautama, el príncipe del clan de los Sakya, a quien llamarón el Buda Sakyamuni. Su finalidad es extinguir el sufrimiento que se origina al no entender las causas del dolor y sus consecuencias. A través de las enseñanzas budistas es posible liberarse de este ciclo doloroso, llegando así al Nirvana y al estado de iluminación.
En China, Corea y Japón predomina el budismo Mahayana, basado en la existencia de incontables budas y bodhisattva, seres que tienen alguna cualidad de Buda, por ejemplo el Avalokitesvara, que es la representación de la benevolencia o la compasión divina. Estos personajes deciden permanecer en la Tierra para ayudar y guiar a los humanos hacia el camino de la iluminación. En la muestra se incluyen imágenes de China, donde la doctrina adquiere características femeninas por su relación con el taoísmo, religión autóctona de aquel país.
La corriente llamada Vajrayana predomina en Nepal, Tíbet, Mongolia y a lo largo de la región del Himalaya, la cual tiene influencias del budismo tántrico de la India, en donde las imágenes de los bodhisattva muestran múltiples cabezas y manos. En esta tradición también se aprecian seres femeninos y figuras feroces que son las protectoras de las enseñanzas y alejan a las emociones aflictivas que representan un obstáculos en el camino de la iluminación.
Para más información visita: www.museodelasculturas.mx/
Por Bárbara Amador
Información y fotos cortesía MNCM