Las grandes urbes que van creciendo, tanto en habitantes, como en espacios privados (casas, edificios, centros comerciales, etc.) provocan la reducción de los espacios libres para la recreación y la cultura, lo que repercute en la calidad de vida de los habitantes de las ciudades.
Por esta razón es importante que aprovechemos los espacios públicos como los parques, las explanadas, ciertas calles o avenidas e incluso buscar proyectos para ocupar edificios abandonados, antiguas fábricas o inmuebles que fueron diseñados para otros usos y que en determinadas circunstancias y debidamente adecuados pueden albergar actividades y proyectos culturales.